Malú
Kikuchi
¿Cómo
se llamará una cuarentena (se supone de 40 días) que se extiende por ahora, a
101 días exactos?
En
un poema de *Robert Browning a la que
luego sería su mujer, *Elizabeth Barrett le decía:
“Envejece
junto conmigo, lo mejor está por venir”.
Acá,
nadie puede prometernos eso.
La
Argentina tiene una histórica vocación para romper las reglas.
Empezando
por la Constitución Nacional, que suponen es una estación de trenes y no un
contrato social.
El
resultado de esta anomia, que nace de la mayoría de los gobierno de turno, es una feroz violencia institucional.
Esta
violencia institucional está potenciada por la eterna cuarentena (¿centena?).
El
ejecutivo, rodeado por un consejo de científicos, que no han sido elegidos por
la ciudadanía, maneja al país con DNU.
Estos
decretos ¿son avalados por el poder legislativo?, debería hacerlo.
El
legislativo hace poco que funciona y funciona poco y no se sabe si funciona
bien.
El
poder judicial sufre de una parálisis casi total, sin estar afectado por la
pandemia.
Lo
que permite al ejecutivo manejarse sin controles republicanos, probablemente
con las mejores intenciones.
En una nación
que establece que es una República, las intenciones no bastan.
Pareciera
que al no tener un plan de desarrollo ni un plan económico, al estar frenado
por una burocracia excesiva que no sabe gestionar y se traba a sí misma,
el PLAN es el
aislamiento de la gente.
Violencia
institucional de la “cuarentena” hasta ahora: el sistema económico al
paralizarlo, se ha derrumbado.
Venía
mal desde finales del 2018, a la recesión se suma la falta de producción,
comercios cerrados y gente sin dinero para comprar.
Más
la deuda.
El país está en
default.
La
violencia institucional debida a la cuarentena se intensifica con los presos
sueltos, alrededor de 2.000, con el pretexto de la pandemia.
Algunos
de ellos homicidas y otros violadores.
Las personas que no han delinquido están
encerradas en sus casas.
Los
presos en la calle.
Violencia
institucional de la cuarentena: mujeres encerradas en sus casas a merced de sus
asesinos dan como resultado desde el 20/3, 57 femicidios. (Observatorio de femicidios
de Argentina, “Adriana Marisol Zambrano”).
La
cuarentena facilitó los asesinatos.
Violencia
institucional de las policías provinciales: desde la ONU se preocupan por la
ferocidad policial en Argentina y el diario El País de España escribe sobre el “salvajismo policial en Argentina”.
En Tucumán,
gobernador Juan Manzur, PJ, policías asesinaron a Luis Espinoza, llevaron el
cadáver a Catamarca y lo arrojaron por un barranco.
En
San Luis, gobernador Alberto Rodríguez Saa, PJ, en dos pueblos distintos,
fueron llevados a las comisarías, Florencia Morales (39 años) y Franco
Maranguello (16 años), ambos aparecieron
“suicidados” en sus celdas.
Los
dos fueron detenidos sin causas válidas.
En
el Chaco, gobernador Jorge Capitanich, PJ, el domingo de madrugada y sin orden
de allanamiento, policía entraron a una choza Qom y apalearon a la familia, violaron
a dos mujeres, una de ellas, menor de edad.
Es obvio que la
violencia institucional ha permeado todas las autoridades.
Y
hay más, se ve en todos los estratos del poder, nacional, provincial y
municipal.
La cuarentena
exagera los controles sobre la ciudadanía y relaja los controles
constitucionales sobre las autoridades.
Pudiera
ser que con el tiempo y buenas políticas ¿? se encaminare la economía.
Pudiese
ser que desaparecieran los vergonzantes
bolsones de pobreza.
Pero
¿cómo se soluciona la anomia argentina de los gobiernos?
Es evidente que “lo mejor NO está por
venir”.
*Robert
Browning, poeta inglés, 1812 Reino Unido/ 1889, Venecia.
*Elizabeth
Barrett, poeta inglesa, luchadora contra la esclavitud y el trabajo infantil;
1806, Reino Unido/1861, Florencia.
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