Antes de ponerse
a comercializar granos, el gobierno debería ocuparse de tener en condiciones
los hospitales que están bajo la órbita nacional, rutas adecuadas, seguridad en
la vía pública y combatir el narcotráfico por citar solo algunas de las cosas
que hoy hace pésimo
Por
Roberto Cachanosky
Suena
realmente insólito que mientras por la aplicación de una cuarentena extra large
e innecesariamente y tan amplia que hace caer miles de comercios pequeños y
medianos de todo tipo de rubro, el
gobierno decida estatizar Vicentin, una empresa fundamentalmente
comercializadora de granos, actividad
que nada tiene que ver ni con la seguridad nacional y menos con la seguridad
alimentaria de la población.
Si
la gente pasa hambre será por los errores de política económica del gobierno y
no por una cerealera que va a la quiebra.
Si
fuera por una cuestión de salvar los puestos de trabajo de Vicentin, lo mismo
debería hacerse con la zapatería, el negocio de muebles, el kiosco y tantas
actividades que en los últimos meses no logran vender un centavo por la
cuarentena que impuso el gobierno.
En ese caso
iríamos a un modelo tipo Cuba en que el Estado pasa a ser el dueño de todas las
empresas.
La
realidad es que el Estado pierde cientos de millones de dólares con las
empresas estatales.
No
puede manejar eficientemente Aerolíneas Argentinas y ni siquiera tiene
capacidad para administrar bien las cuentas del sector público, porque la
principal fuente de financiamiento del estado hoy es la emisión monetaria que
hace el BCRA, y encima pretenden
estatizar una empresa cuyo servicio lo puede prestar cualquier otro competidor.
Si
Vicentin no puede pagar todo lo que debe, se venden sus activos y se liquida la
empresa, pero no hay ningún motivo para que el Estado siga convirtiéndose en
empresario
A los políticos
les encanta jugar a empresarios, total ellos no ponen la plata para hacer un
negocio que si sale mal no pierden.
Es
más, por lo general ponen al frente de las empresas públicas a gente no
capacitada para administrarla.
Son militantes
del partido a los que les dan una empresa para manejar como recompensa por su
militancia política.
El
objetivo es buscarles cargos para tenerlos como militantes políticos
remunerados.
Remunerados por
el contribuyente.
Y
por supuesto que las pérdidas de esas empresas también recaen sobre los hombres
del agobiado contribuyente.
Si
Vicentin no puede pagar todo lo que debe, se venden sus activos y se liquida la
empresa, pero no hay ningún motivo para que el Estado siga convirtiéndose en
empresario.
Porque no es su
función.
Antes
de ponerse a comercializar granos, el gobierno debería ocuparse de tener en
condiciones los hospitales que están bajo la órbita nacional, rutas adecuadas,
seguridad en la vía pública y combatir el narcotráfico por citar solo algunas
de las cosas que hoy hace pésimo.
Cuando
se hizo la Convertibilidad, las privatizaciones, además de servir para prestar
un mejor servicio (recuerde el lector lo que costaba conseguir un teléfono en
la época de Entel) hubo que privatizarlas porque también era un instrumento de
estabilización.
Eran
tales las pérdidas de las empresas estatales que tenía que enfrentar el tesoro
que, finalmente, el BCRA tenía que emitir moneda para financiar las pérdidas de
las empresas públicas disparando la inflación.
Las pérdidas de
esas empresas estatales llevaron primero al “rodrigazo” y luego a la hiperinflación.
Es
increíble como retrocedemos en el tiempo y no aprendemos de nuestra historia
reciente que tanto hizo sufrir al pueblo argentino.
Llevar
a la Argentina a otro rodrigazo e híper parece ser el deseo del gobierno
actual.
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