Por PABLO BIFFI
¿Cómo se podría explicar el anuncio de la liberación de decenas de presos políticos realizado por la Iglesia Católica cubana, justo el día en que el canciller español se reúne con el presidente Raúl Castro?
No puede decirse, conociendo la naturaleza del régimen de los hermanos Castro, que el gobierno cubano haya cedido a las presiones o al “chantaje”, como le gusta decir a la Revolución. Pero el 19 mayo, el gobierno inició un inédito diálogo con la Iglesia, buscando una “salida cubana”, y poco después liberó al preso político más enfermo y reubicó a otros 12 en cárceles cercanas a los familiares.
La muerte del huelguista Orlando Tamayo en febrero pasado, la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, las quejas de intelectuales de peso —algunos que en el pasado simpatizaron con la Revolución— y la conmoción interna que provocó abrieron una ventana por la que se coló el pragmatismo que siempre ha caracterizado a Raúl. Con un frente económico y social castigado por la crisis, una tormenta política interna y externa podría tener más costos que beneficios, en momentos en que el régimen necesita, imperiosamente, inversiones extranjeras y plata fresca para levantar una economía paralizada desde el año pasado y que no tiene visos de despegar en lo que resta de 2010.La muerte del huelguista Orlando Tamayo en febrero pasado, la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, las quejas de intelectuales de peso —algunos que en el pasado simpatizaron con la Revolución— y la conmoción interna que provocó abrieron una ventana por la que se coló el pragmatismo que siempre ha caracterizado a Raúl.
Con un frente económico y social castigado por la crisis, una tormenta política interna y externa podría tener más costos que beneficios, en momentos en que el régimen necesita, imperiosamente, inversiones extranjeras y plata fresca para levantar una economía paralizada desde el año pasado y que no tiene visos de despegar en lo que resta de 2010.
Fuente: CLARÍN
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